Más de la mitad de la población mundial (un 53%) considera
que la corrupción se ha agravado en su país en los últimos doce meses, según el
Barómetro de la Corrupción Global. El estudio, que mide la percepción de los
ciudadanos tomando como base sus experiencias personales, ha batido récords de
participación entrevistado a 114.270 personas de 107 países diferentes en su
octava edición.
Transparencia Internacional, la organización sin ánimo de
lucro responsable del mismo, ha lanzado este martes otra advertencia durante la
presentación de sus resultados: el 27% de los encuestados reconoce haber pagado
para acceder a determinados servicios o instituciones públicas. En algunos como
España, solo un 2% de la población reconoce haber vivido ese fenómeno, pero en
otros 14, al menos la mitad de la población se ha visto obligada a realizar un
pago constante y sistemático. En algunos como Sierra Leona y Liberia, la cifra
sube al 75%. Las instituciones que más sobornos piden a nivel global son la
policía (31%) y la justicia (21%).
Otro de los aspectos que analiza este estudio es el grado de
corrupción política que los ciudadanos consideran que hay en su país. En este
caso los datos también son pesimistas, pues solo 13 de los 107 consultados
creen que se ha mantenido igual y 14 —entre ellos Sudán, Taiwan, Camboya, Fiji
y Bélgica como única representación europea— creen que ha disminuido.
Los partidos políticos, en casi todos los casos, son los que
sacan peor nota. En una escala de uno a cinco, en la que cinco significa “muy
corrupto”, la media global es de 3,8, pero hay países como El Salvador, Jamaica
y México (en Latinoamérica), Grecia e Italia (en Europa), Nepal o Nigeria que
obtienen una nota especialmente mala, por encima del 4,5. "El problema
está en la clase política, hay algo enfermo en ese escenario que tenemos que
sajar", ha advertido el abogado y miembro del Comité de Dirección de
Transparencia Internacional en España, Jesús Sánchez Lambás.
Además, en 54 países se considera que los partidos políticos
gobiernan en función de intereses particulares. Los mejor valorados son las
organizaciones no gubernamentales y los organismos religiosos.
La corrupción en el sector público se puede presentar de
muchas formas. Una de ellas es recurrir a las amistades y contactos personales
para acelerar asuntos en las administraciones. Este fenómeno es muy rechazado
en países como Dinamarca o Alemania, donde el 97% y 92% lo rechazan y siguen
los procedimientos habituales. El 64% de todos los encuestados, sin embargo,
consideran muy importante tener amistades en estos ámbitos. Entre ellos están
los españoles con un 73% a favor, y ucranianos, italianos, libaneses,
marroquíes o paraguayos con una aceptación superior al 80%.
Uno de los datos más demoledores indica que el 88% de los
entrevistados considera que la lucha de su clase política contra la corrupción
es ineficaz. De los 16 países incluidos en el estudio que forman el G20, solo
Turquía cree que sus líderes van por buen camino. Además, el pesimismo parece
haberse instalado a nivel global, ya que hace dos años el 72% de los ciudadanos
creían que podían hacer algo por ellos mismos para luchar contra la corrupción
y en 2013 esta cifra ha bajado al 67%. Los más pesimistas son Armenia, Estonia,
Kirguistán, Lituania, Serbia, Ucrania y Túnez.
El 60% de los encuestados, además, denunciaría un caso de
corrupción si tuviera conocimiento del mismo, y los que optarían por callar se
justifican en que no sabrían dónde acudir, en que temen posibles represalias y
en que no serviría para nada. “No se respeta el anonimato ni hay ninguna
capacidad para proteger a quien denuncia un caso de corrupción”; ha denunciado
Jesús Lizcano, presidente de Transparencia Internacional en España. “Habría que
regular quiénes pueden investigar más allá de los fiscales; no puede hacerse en
las universidades o los ayuntamientos porque hay una gran presión”, ha
denunciado.
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